Las enseñanzas de un italiano
En 1990, el director francés Luc Besson, creo en la película Nikita un personaje interpretado por Jean Reno. Se trataba de un asesino a sueldo. Cuatro años después, aunque no se tratase del mismo individuo, el actor francés fue el encargado de nuevo de ponerse en la piel de un personaje muy similar, León.
Todo parece irle bien a nuestro amigo en la vida que ha escogido, pero un día conoce a Mathilda, una pequeña muy peculiar a la cual acaban de asesinar a su familia. León la acoge bajo su protección y le enseña a “limpiar”, que es lo que mejor se le da a él. Esta es una cinta que sorprendió a muchos en su época y que sigue haciéndolo pues he de decir que no esperaba demasiado de este director francés y he de reconocer que me ha dejado alucinado con esta cinta tan bien llevada a cabo.
Luc Besson es un cineasta muy particular; sus trabajos, tanto por un motivo u otro se notan por así decirlo “muy suyas”. Esto, en teoría nunca debe ser malo, pero personalmente, las cintas que había visto de él, no me habían convencido del todo. Pero con este film que os traigo hoy, ha sido ponerme a ver la película, y dejarme ensimismado durante todo su metraje.
Puede que esto sea por ser la producción donde menos se nota su sello. No quiero decir que no se halle del todo su firma, pues sigue estando ahí en algunos aspectos, pero estando ambientada mayormente en Estados Unidos y con actores de este país, no notaremos que estamos ante una película del país de los galos.
Este, es un detalle del cine con el que siempre estaré un poco en conflicto, pues cuando yo veo una película como esta, ambientada en suelo estadounidense y con actores de aquel país, yo no me doy cuenta de que estoy viendo una cinta francesa, aunque por lo que se ve, la producción (compañía y costes) es lo que delimita si un film es de una nacionalidad o de otra.
Como he mencionado antes, esta película nos cuenta la historia de León (Jean Reno), un asesino a sueldo que ha sido enseñado bajo la escuela italiana a ser un sicario, o “limpiador” como dicen en la película. Este apodo se debe a que él es alguien que no debe dejar rastro alguno mientras trabaja.
Antes de elegir a este actor francés estuvieron encima de la mesa nombres muy ilustres de la interpretación como Pacino, De Niro o Gibson; siendo estos actores muy buenos, pienso que la elección de Reno es acertadísima. En este aspecto, por la forma de trabajar de este actor se nota que estamos ante una peli francesa, aunque por el acento no es. Yo he visto la película doblada en español, pero posteriormente a este actor le han puesto un actor de doblaje que ha imitado su acento. No es el caso aquí, pues no hay rastro de ese acento (al menos como yo la vi).
Sobre el actor, hay que decir que Reno se sale. He visto a este intérprete varias veces; suele hacer buenos papeles secundarios, pero aquí, actuando de protagonista, lo borda. Es el perfecto asesino a sueldo.
Y si Reno está genial, no puedo decir menos de Natalie Portman como Mathilda. La por aquel entonces joven actriz se come la pantalla cada vez que aparece; un aspecto que tiene más mérito si cabe sabiendo que este fie su primer papel. Esto suele durante bastantes momentos, pues una vez que entra en la historia, la pequeña va casi siempre de la mano con Reno. Tiene mucho desparpajo en todo momento. La escena en la que está jugando con León interpretando a distintas celebridades es un goce. Se dice que Liv Tyler fue postulante para este personaje, pero pienso que la elección de Portman fue idónea.
Al tener solo 11 años antes de empezar el rodaje, sus padres tuvieron que firmar un contrato y todo. En dicho acuerdo, ellos pusieron algunos límites como los momentos íntimos que hay para ellos dos y también para los momentos en los que se ve con un cigarrillo; quiero destacar que nunca se le ve fumando propiamente, y esto se debe a uno de las normas que pusieron sus padres.
Uno de los actores que Besson solía utilizar más en aquellos años es Gary Oldman, el cual se pone esta vez en la piel del corrupto miembro de la DEA (Administración de Control de Droga) Norman Stansfield. No voy a decir que Oldman lo haga mal, pues pienso que nos da un buen villano, pero estando en las manos de este director, pienso que en ocasiones está demasiado desatado. Es una opinión personal, pero en momentos me ha recordado al personaje que interpreta también este actor en la otra cinta que se puso a las órdenes de este director (El quinto elemento).
En esta ocasión, pienso que está más comedido, pero aún así, hay momentos en los que se pasa de rosca. Al menos, nos lo justifica, pues en esos instantes, su personaje se toma una pastillita de dudosa procedencia que le vuelve loco, literalmente. No obstante, es un personaje necesario, pues es el mismo el que lidera la operación en la cual muere la familia de Mathilda.
La fotografía es un aspecto donde este film también brilla. Tenemos algunas escenas en las que la cámara acompaña muy bien a los personajes; sirve para darnos más suspense antes de que suceda la acción. Mención aparte merece una secuencia que está rodada en plano secuencia, la cual nos mete mucho dentro del momento de tensión que estamos viviendo en ese instante de la película.
Todo está muy bien medido en esta cinta; el largometraje tiene el tono adecuado en la mayoría de minutos del metraje. Este Luc Besson es el que más me ha transmitido de las cintas que he visto suyas, pues por ejemplo para la ciencia ficción, prefiero otros directores, aunque todavía le doy el beneficio de la duda.
Sin embargo, en esta película sabe templar los tiempos de una forma que antes de este film no lo había hecho por lo que he visto en su filmografía. Se nota un guión muy bien escrito, basándose en la relación de ellos dos, un aspecto que está muy trabajado, pues se ve la empatía que hay por los dos personajes que son muy distintos (sobre todo en la versión extendida), pero que ambos tienen asombrosamente una química en pantalla realmente increíble. Más allá de esto, la cinta no tiene demasiadas salidas de tono, lo cual valoro mucho, pues en mi opinión es lo que le faltaba en anteriores trabajos al director francés.
Como he dicho hace un rato, estamos ante una película que, sin saberlo, bien podría pasar por una producción de Hollywood, pues estando ambientada en suelo estadounidense, y con la mayoría del elenco de aquel país, no podríamos pensar de otra manera. He de decir que el director donde me ha parecido que más pone su toque es en la fotografía (la cual he mencionado antes), y en la banda sonora, aspecto que precisamente me recuerda al de su film “El quinto elemento”, pues utiliza temas franceses que si hacen que pensemos que estamos ante una obra del cine francés, aunque el tema principal, con el cual se comercializó la banda sonora es Shape of my heart, del cantante inglés Sting.
Estoy seguro de que a todos los que les gustó la historia de León y Mathilda, hubiesen querido una secuela de este film. Una idea, que obviamente sedujo a Besson. El propio director hizo un guión titulado "Mathilda", pero nunca se llevó a cabo, pues al tener que esperar a que Portman creciera, en este periodo de tiempo, el cineasta francés fundó su propio estudio, EuropaCorp, mientras que Gaumont, estudio francés que produjo esta película, fue quien se quedó los derechos. Esto es una auténtica pena, pues nunca sabremos como hubiese sido ver a la pequeña convertida en una auténtica sicaria.
La verdad es que ya iba perdiendo la esperanza, pero con León, Besson me ha demostrado que sabe hacer muy buen cine. Una película que nos cuenta la historia de como León, un sicario entrenado al más puro estilo italiano, acoge a Mathilda, una pequeña de 12 años, a la que le han asesinado la familia. Una cinta que con la que el director francés midió muy bien los tiempos. Aunque, a veces, el personaje de Gary Oldman (Stan) se vaya de madre. Una cinta que por actores y la ambientación, no nos parecerá francesa, aunque si por su banda sonora. Siempre quedará la esperanza de ver a Mathilda convertida en toda una asesina a sueldo, y si eso nunca llega, pues tenemos con este un auténtico peliculón.